Es lo que tiene el mono. Que no reparas en las consecuencias. Después de un mes de septiembre casi en barbecho por diversos motivos y que el domingo tampoco podría salir, me aventuraría a una rápida excursión a la Atalaya. Para desentumecer piernas mas que nada.
Palazuelos.- Sábado 28 de septiembre. Nada normal era el día, y menos aún la hora. Después de comer, con medio yogurt aún en la boca ya voy camino del garaje.
Hay previsión de lluvia, pero igual no llueve,,.. o sí. No sé. Vista así no parece que vaya a llover, bueno yo tiro pa'alante ,... (así me iba autoconvenciendo sin volver la vista atrás, de donde venían las nubes mas negras).
Caminito, caminito,... la temperatura es ideal, .... y cada vez hay mas nubes,... pero igual pasan de largo y no llueve.
Encima de La Granja se esta preparando una buena,.... seguro que se quedan las nubes quietas y no llueve
Si miro hacia delante no tiene tan mala pinta.
Bueno, ahí voy. Cogiendo altura despreocupado por las nubes, por fin en tres semanas podía dar pedales. Quizá no llueve
Unas barritas, un traguito de agua,....
Una brisita inquietante y la bajada de temperatura me estremecen por un momento,..
Pero no tanto como un enorme trueno encima de mi cabeza,.. Esto ya pinta mal.
Saco el chubasquero a toda pastilla y comienzo a bajar como alma que lleva el diablo.
Ya con media bajada, comienzan las primeras gotas,.... y a los dos minutos ya me entraba el agua por arriba y me salía por abajo.
Cayendo chuzos de punta, me toca ralentizar la bajada, se forman charcos, requeros y las ruedas pierden agarre.
Justo cuando estaba llegando a casa caigo en la cuenta, que no he protegido debidamente el móvil que llevo en el bolsillo y que en esta etapa me había servido para hacer las fotos.
Ahora se aloja en un cajón con una pegatina D.E.P
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